El esguince de rodilla al igual que el de tobillo consiste en una distensión del ligamento que puede llegar a producir una rotura de las fibras del mismo.
Los ligamentos son tejidos elásticos que permiten una cierta distensión hasta llegar a la rotura por lo cual es una de las lesiones más frecuentes de la rodilla.
Se distinguen tres grados de lesión:
- Grado 1: Hay pequeñas roturas fibrilares, se mantiene la estructura del ligamento y la rodilla permanece estable. Se acompaña de dolor, mínima hemorragia y derrame.
- Grado 2: La rotura fibrilar es importante, aparece dolor localizado al movimiento y un leve grado de inestabilidad e impotencia funcional moderada. Puede haber incluso afectación de los meniscos.
- Grado 3: Se produce un rotura completa de fibras y una solución de continuidad en el ligamento. La inestabilidad de la rodilla es muy marcada e incluso puede existir una afectación el nervio ciático popliteo externo cuando se lesiona el ligamento lateral externo.
Los mecanismos usuales en los que se producen estas lesiones son la rotación del cuerpo hacia adentro y afuera sobre un pie fijado en el suelo, la extensión o flexión exagerada de la rodilla y la aplicación de una fuerza grande en un lado de la rodilla que distienda y rompa el ligamento del lado opuesto.
Estos mecanismos suelen producirse en las actividades deportivas, traumatismos o accidentes de tráfico. Es más común en personas jóvenes y deportistas y en menor medida se da en personas mayores.
El tratamiento dependerá del grado de lesión, pero como en todos los esguinces el primer objetivo será disminuir dolor e inflamación los primeros días, aplicar un vendaje si fuera necesario y pasado unos días o semanas dependiendo de evolución se comienza con movilizaciones pasivas y pasivo asistidas, potenciación muscular y el trabajo propioceptivo para devolverle la estabilidad completa a la rodilla.